La semana pasada explicamos el origen del nombre del traje de Manto y Saya de la mujer de La Palma. Sin embargo, esta vestimenta no era exclusiva de la isla, sino que fue utilizada por mujeres en todas las Islas Canarias hasta principios del siglo XIX.
Esta tradición ha quedado reflejada en diversas láminas y manuscritos de pintores canarios que vivieron en el archipiélago hasta esa época, como Alfred Diston o en los escritos del sacerdote Pereira Pacheco.
El traje de Manto y Saya estaba compuesto por dos enaguas:
-La Saya: Primera enagua que llegaba hasta la cintura.
-El Manto: Segunda enagua que se superponía, cubriendo los hombros para asistir a las fiestas o extendiéndose hasta la cabeza para ir a misa. De ahí proviene su denominación como Manto y Saya.
En las fotografías de la época se pueden apreciar detalles distintivos de estos trajes:
La segunda enagua de seda cubría la cabeza cuando las mujeres asistían a misa los domingos. En los mantos destacan las barrederas y las gasas utilizadas para envolver el rostro. También es notable el uso de sombreros de copa, como el tipo Amazonas o chistera, elaborados en paño o terciopelo e importados siguiendo la moda europea. Además, las mujeres lucían diferentes piezas de orfebrería y joyería, como broches, pendientes y rosarios.
El traje de Manto y Saya de La Palma no solo era usado para asistir a misa los domingos, sino que, al salir de la iglesia, las mujeres podían emplear los mantos para cubrir su rostro.
Las fotografías de mujeres vestidas con este traje tradicional para asistir a la iglesia fueron realizadas por el artesano y experto en vestimenta tradicional canaria, el recordado artista tinerfeño Ubaldo, quien nos dejó hace algunos años.
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