Esta frase, si no la ubican, es el título de una de las canciones del álbum que acaba de estrenar Bad Bunny, celebridad musical de Puerto Rico.
En esta canción, cuyo primer verso es “Ella se ve bonita, aunque a veces le vaya mal” y que se ha puesto de moda en las redes por su mensaje, habla de esa situación que se ha vivido en muchos lugares del mundo y que en Canarias nos es tan conocida; esa pérdida de esencia propia del lugar, de la cultura local, de la pérdida de territorio natural para construir y así favorecer un supuesto desarrollo que favorezca a la población. Todo, a costa de perder la identidad característica de esa tierra.
Me viene como anillo al dedo esta reivindicación ya que llevo días preocupada por La Palma. Preocupada desde la distancia a la isla bonita, pero al mismo tiempo desde la cercanía a mi realidad cotidiana en Tenerife. Preocupada por alguna que otra idea que están teniendo para mejorar La Palma. Y no por la idea en sí, todos queremos que la isla prospere, sino por la forma en que se quieren llevar a cabo los proyectos. Y esta preocupación no es nueva.
Recuerdo perfectamente cuando le dije, a principios de 2021, a un palmero gran conocedor de su realidad agrícola y turística “No quiero que La Palma se convierta en una Tenerife”. Y hoy en día lo sigo pensando. E imagino que muchos palmeros tampoco quieren eso.
Por favor, mejoren las carreteras que hay, hagan las nuevas infraestructuras que se deba hacer con el mínimo impacto, visual, sobre el territorio y sobre la población. No esquilmen la belleza del paisaje por llegar en coche a su destino cinco minutos antes. No le hagan lo que le pasó a Tenerife; no le hagan lo que le pasó a Hawái.
Gracias por estar ahí.
Comentarios