Las consejerías de Sanidad, de Educación, Formación Profesional, Actividad Física y Deportes y de Universidades, Ciencia e Innovación y Cultura del Gobierno de Canarias han llevado este martes, 28 de enero, a la isla de La Palma la obra teatral Loco, una pieza que busca sensibilizar a la población joven y reducir los estigmas asociados a los problemas de salud mental.
La función de la obra, escrita e interpretada por el joven Álvaro Expósito y dirigida por Carlos Be, tuvo lugar en el Museo Arqueológico Benahoarita de Los Llanos de Aridane, espacio con capacidad para doscientas personas.
Hasta el momento, esta iniciativa cultural ha reunido a más de 1.500 espectadores en Gran Canaria, Tenerife, La Gomera, El Hierro y La Palma, y continuará recorriendo distintos espacios escénicos del archipiélago con el propósito de llegar a jóvenes de todas las islas, especialmente estudiantes de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y Bachillerato.
El Gobierno, a través de la Consejería de Sanidad, apuesta por diferentes formatos que incluyen la formación a profesionales de todos los ámbitos y el teatro como vehículo cultural y de comunicación, como fórmula que ayuda a evitar prejuicios, afrontar los problemas de salud mental y buscar ayuda especializada en el caso de ser necesaria.
La obra teatral
Loco ofrece una perspectiva más humana de las personas con problemas de salud mental, con un tono emotivo y reflexivo, que invita al público a empatizar con quienes atraviesan estas situaciones.
La trama se centra en Alberto, un joven que se enfrenta a una mezcla caótica de emociones, marcada por la pérdida, el conflicto familiar y su dificultad para aceptar su propia vulnerabilidad. Se trata de un personaje que parece estar en constante lucha consigo mismo y con el mundo que lo rodea. Su relación con su madre es intensa y complicada, teñida de resentimiento, amor y frustración.
La madre se muestra sobreprotectora, pero también desconectada, manifestando actitudes que reflejan la incomprensión y el miedo hacia los problemas emocionales de su hijo. Esta dinámica resalta el conflicto generacional en el que los padres, a menudo, no comprenden del todo las dificultades psicológicas de sus hijos y, en cambio, las atribuyen a exageraciones o debilidades personales.El tono de la obra varía, oscilando entre lo humorístico y lo sombrío, lo cual aporta un equilibrio que permite al espectador conectarse tanto con el dolor como con la humanidad de Alberto.
El mensaje central de Loco se revela a medida que el protagonista avanza en su introspección y confronta su propio estigma hacia la salud mental. Gradualmente, entiende que aceptar sus miedos y sufrimientos es la clave para empezar a sanar. La obra lleva al espectador a cuestionarse la normalidad y la locura, sugiriendo que todos, en algún grado, experimentamos un conflicto interno.
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