El Tenercina celebra el II Torneo de Lucha Femenina “Juana la de Tacande”

La lucha canaria femenina palmera celebra el próximo 28 de octubre el II Torneo de Lucha Femenina “Juana la de Tacande”, en el Pabellón Municipal de El Paso a las 19:30h.

Tras varios intentos frustrados por diversas situaciones, entre ellas la pandemia y la erupción volcánica; por fin, 22 años después de la primera edición y gracias al trabajo del Club de Lucha Tenercina, organizador del torrneo, la segunda edición se hace realidad. La Plataforma palmera especializada en Lucha Canaria "La Luchada Benahoare" ofrecería en DIRECTO la retransmisión de este torneo.

El torneo se desarrollará en formato de triangular, con la participación del Club de Lucha Guamasa, el Club de Lucha Roque Nublo y el propio Club de Lucha Tenercina. Además, desde el Tenercina quieren “agradecer especialmente a las administraciones públicas y privadas que han hecho posible sacar adelante esta edición. Por un lado, el Ayuntamiento de El Paso, el Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane y el Ayuntamiento de Tazacorte. Por otro, Aquahobby y Shell El Paso. Además de la Federación Insular de Lucha Canaria de La Palma”.

El Club de Lucha Tenercina también agradece “al Club de Lucha Guamasa y al Club de Lucha Roque Nublo por su participación en este torneo”. El Club de Lucha Tenercina se enorgullece de “poder sacar adelante, al fin, la segunda edición de un torneo con mucho significado para nuestro deporte en La Palma”, todo ello bajo su empeño de “luchar por defender y dar visibilidad a la lucha femenina. De la mano de la enseñanza de fuerza y valor que nos deja la historia de Juana la de Tacande”.

Juana la de Tacande,leyenda de mujer luchadora en La Palma.

Cuenta la leyenda que en el año 1880, en los arénales de la Cumbre, se celebraba un singular encuentro de lucha canaria, en el que se daban cita los luchadores más destacados y público de todas las edades, que abarrotaban la zona.

El mejor luchador era José María el de Tacande, que derribó a casi todos los luchadores del equipo contrario y, finalmente, ganó la agarrada. Cuando todo era fiesta y celebración sobre el terrero, se acercó un nuevo y desconocido luchador, que iba vestido, como todos los demás, pero llevaba la cabeza y la cara cubiertas por una montera.

La lucha continuó y el nuevo individuo se mostró ágil, fuerte, cauteloso y paciente. Se defendía y era imposible derribarlo. Hasta que, en una de las agarradas, el misterioso luchador logró derribar a José María. Cuando José María levantó, apostó convencido que se trataba de su hermana, Juana. Y así fue, se trataba de Juana, quien lo haba tumbado numerosas veces en el huerto familiar donde se entrenaban.