Manila, capital de Filipinas, pasó a manos españolas en 1571 tras múltiples batallas y enfrentamientos con otros países como Portugal y China. Las especias, más valiosas que el oro, fueron el principal motor del interés de Castilla por poseer estas islas estratégicamente ubicadas entre los siglos XV y XVIII.
En 1695, Antonio Fernández de Rojas fue llamado por el virrey de Nueva España, Gaspar de la Cerda Sandoval Silva y Mendoza, como tercer piloto y cartógrafo para diseñar la nueva ciudad. Durante su estancia en Manila, Rojas elaboró el plano de la ciudad, hoy desaparecido, pero del que se conserva una copia en México, realizada tras su muerte.
Antonio Fernández de Rojas era el cuarto hijo del matrimonio formado por el navegante portugués Manuel Fernández Lima, natural de Matosinhos (Portugal), dueño y capitán de un navío que viajaba frecuentemente a La Palma, y Lucía de Rojas Ravelo Sandoval y Escobar, natural de Santa Cruz de La Palma. A diferencia de sus tres hermanos mayores, todos religiosos, Antonio siguió la carrera paterna. Nació en Santa Cruz de La Palma el 12 de septiembre de 1671. Con tan solo 20 años, ostentaba el título de Alférez de infantería. Sin embargo, fue su destreza como cartógrafo lo que le dio mayor renombre.
Delineó la planta de la fortaleza de Santa Isabel en Taytay, cabeza de la provincia de Calamianes, en la isla de Paragua, así como la fortificación de San Juan Bautista, en la isla de La Lutaya, que pertenecía a su encomienda. Pero su obra maestra fue la Topographía de la ciudad de Manila, una vista panorámica de la capital del archipiélago, probablemente realizada en 1718.
La capital de la capitanía española se vio enriquecida con una gran cantidad de monumentos: palacios privados y públicos, amplios conventos y bellos templos. Aquí se erigió la primera universidad de Asia, la Real y Pontificia de Santo Tomás. En sus aulas se formaron las primeras generaciones de ilustrados, una clase educada de criollos, mestizos y oriundos.
Aún se conserva en Manila parte de la ciudad original diseñada por Rojas, conocida como la Ciudad Española, donde se reflejan barrios enteros con diseño castellano.
Antonio Fernández de Rojas falleció en Acapulco, México, el 31 de enero de 1729.
Santa Cruz de La Palma nunca ha dedicado a este segundo almirante palmero una mención honorífica por su destacada labor a nivel mundial.
Fotografías: https://herodotoycia.com
Almirante Rojas: IA.
Plano: copia conservada en México.
Datos: Real Academia de la Historia
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