​Vamos de excursión, por Sira Bau.

Salgo de Santa Cruz en dirección a la cumbre. Una cumbre que, cuando la recorres, puede cansarte por sus curvas pero que, si sabes apreciarla, se puede disfrutar de su paisaje con entusiasmo… No pierdo detalle de sus árboles y en el km 9 aprovecho para pensar que estoy en los bosques de Hawái. 

Por el camino encuentro niebla, algo que me encanta; sobre todo porque contrasta con el otro lado del túnel… Al otro lado nos espera el encantador y mágico llano de Las Cuevas… Entro por la carretera hacia La Cumbrecita para disfrutar de los almendros que hay por la zona y me acerco hasta la ermita de la virgen del Pino para recrearme desde allí con el entorno… 

Las vacas esta vez están cerca, pastando y mirándome con curiosidad… Respiro y dejo que el sol de invierno acaricie mi cara. La brisa también me acompaña y la siento de forma agradable. Tras unos minutos de placer, vuelvo al coche para acercarme a Los Llanos… De camino, el ogro bello que me recuerda la vulnerabilidad del ser humano en la Tierra… Que me hace regresar a aquel emocionante día porque no era consciente de toda la tristeza que conllevó su aparición… (Un abrazo para todos los que siguen sufriendo).

En Los Llanos paro para acercarme a ver la torre de la iglesia y Plaza Chica. Son simplemente dos detalles de la ciudad que me encantan… Solo por detrás de sus celosías y casas tradicionales. Aprovecho que es domingo para ir al llano de Argual en día de rastro. 

La preciosidad de sus casas y la impresionante arquitectura de su acueducto no están lo suficientemente valoradas… Seguro que fue un lugar en el que se vivió bastante sufrimiento y, si ignoramos con intención ese detalle, podremos valorar lo beneficioso que fue para el valle que surgiera la actividad en ese enclave.

De repente pienso “¡Ah! Hoy también hay mercadillo en Puntagorda. 

Y además están los almendros en flor… ¡Pues para allá voy!”. No seré yo quien les diga todo lo que se encuentra uno allí; imagino que ya lo saben. Y, como sé que también lo han disfrutado, les invito a acercarse a visitar todos esos rincones que ya conocen y que tienen ahí cerquita. No como yo que, en esta ocasión, he viajado con mi recuerdo…

Gracias por estar ahí.