Borja Perdomo Hernández, Secretario general del PSOE de La Palma
Pasado el meridiano del mandato, La Palma sigue habitando una nube espesa de incertidumbre, que el Gobierno del Cabildo, lejos de disipar, ha contribuido a profundizar, con un modelo de gestión atropellado, a lomos de la improvisación constante y sin un modelo de Isla hacia el que avanzar. No hay proyecto ni programa.
Paradigma de esta forma de gobierno de Coalición Canaria es la recuperación del tramo de la carretera LP-2 que se vio afectado por la erupción volcánica. Mejor dicho, la no reconstrucción de esta vía, que mantiene en una situación de aislamiento a los vecinos y vecinas que viven al sur de las coladas.
A estas alturas produce bochorno y vergüenza ajena referirse a un asunto cuya gestión se han encargado de convertir en el camarote de los Hermanos Marx. Ya no cabe nadie más a quien meter en este expediente para enredar el galimatías en que transformó el presidente del Cabildo una obra, que de haber seguido la lógica del modificado, como le advertimos desde el minuto uno, ya estaría no solo en marcha sino en un estado avanzado de ejecución.
Nosotros no lo pudimos hacer porque las condiciones del terreno lo impedían en ese momento. Algo que el propio presidente, en su estrategia del ventilador, ha negado. Ahora, el actual consejero de Obras Publicas ha reconocido esa imposibilidad de realizarla cuando nos acusaban de abandonar esta vía.
Pero llegó ese otro momento en que se vendió el relato de que todo iba a cambiar. Que esta carretera se abriría en 15 días. Que un frente común del Cabildo y el Ayuntamiento de El Paso ejecutaría sí o sí esta vía a la velocidad del rayo. Pero la realidad es que dos años después seguimos en el punto de partida. Y el único frente común que existe es el aislamiento que sufre a diario la población de Las Manchas, Jedey o Fuencaliente.
El presidente abrió un camino que se sabía de antemano que no tenía salida, que fuera el Cabildo quien la ejecutara, llevado exclusivamente por el capricho político de acaparar en exclusividad el protagonismo. Luego volvió al modificado con el Gobierno canario, metiendo por medio al Estado para sembrar la duda de que era el responsable que no se ejecutara, cuando en este asunto nada tenía que ver. De paso llegan multitud de anuncios y fechas de inicio de las obras frustradas para desolación de los vecinos y vecinas de la zona. Y, para terminar, esperemos, los informes que pide Obras Públicas a Transición Ecológica, que vuelven a enredar la madeja, sin que todavía se sepa cómo se va a resolver. En esa tormenta de excusas para no asumir la responsabilidad en este dislate, cabe de todo, incluso señalar a los funcionarios.
Dos años han pasado sin que haya entrado una pala en esta vía. En menos tiempo, el pasado mandato, se abrieron tres carreteras nuevas y más de una decena de caminos, con trabajo, humildad y colaboración entre las administraciones, que contribuyeron a recuperar el latido del Valle de Aridane. Ahora ese corazón está infartado por otro tiempo cuyo relato se ha encargado la realidad de poner en su sitio.
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