​La angustia interminable, por Ángel Peraza.

El transporte palmero siempre ha estado en vilo por su inadecuada eficiencia en las rutas y horarios. No solo por sus interminables esperas en las que crees que lloverá café antes de que llegue, sino por sus horarios irregulares que hacen de las conexiones una tortura medieval más que una sensación de conformidad.

Siempre han tenido estos problemas, pero últimamente se nota con más frecuencia, sobre todo en las zonas norte de la isla, en la que si pierdes la guagua deberás esperar una hora para poder llegar a tu destino, por no hablar de los horarios del fin de semana en los que debes esperar dos horas.

Recuerdo la historia que me contó mi amiga Julia de Barlovento el día que bajó a tomar un café conmigo y a causa de una festividad realizada en el municipio de San Andrés y Sauces, la guagua paso delante de sus narices en la parada y como iba llena no le paro, por lo que tuvo que esperar hasta las 22:40 h de la noche para poder subir a una guagua, por no hablar de que llegó a su casa a las 23:30 h de noche.

Cabe destacar el problema de los horarios de noche, en los que si pierdes la guagua de las 22:40 h ya no habrá más transporte hasta el día siguiente y tendrás dos opciones, o coges un taxi y te cuesta un ojo de la cara o si vives en la zona de La Breña, subir caminando por los caminos rurales. No podemos olvidar el famoso caso del sur de la isla en las que las malas condiciones de la carretera, marquesinas e iluminación, dificultan el trabajo del chofer para una correcta maniobrabilidad, esto causa que los/as estudiantes de los centros de mazo lleguen más tarde de lo habitual a sus hogares.

En La Palma tenemos muchas cosas que perfeccionar y una de ella es el transporte porque se cree que no, pero muchos usuarios frecuentan el transporte público y desean que se adapte a la isla y a sus necesidades, no es que estuviéramos pidiendo un transporte vibrante, pero sí uno que cumpla con lo básico que es el transportar.