​Medio Ambiente y Patrimonio inician una investigación por el daño provocado en un yacimiento en las obras del sendero GR-131.

Las consejerías de Medio Ambiente y Cultura y Patrimonio del Cabildo de La Palma van a iniciar una investigación ante la afección que se ha producido en una serie de grabados prehistóricos en la zona de protección Pinos Gachos, en el municipio de Tijarafe, durante los trabajo de restauración y conservación que se están realizando en el sendero GR-131, que ejecuta la empresa pública Tragsa.

La consejera de Medio Ambiente, María Rodríguez, en cuanto ha tenido conocimiento de este daño patrimonial se ha puesto en contacto de forma inmediata tanto con Tragsa como con los técnicos de su departamento y de la sección de Patrimonio para que se investigue lo ocurrido con celeridad, se determine la afección y recuperar los daños ocasionados en este bien patrimonial de La Palma.

La consejera ha destacado que desde el primer momento y en reiteradas ocasiones se ha insistido a la empresa que ejecuta el trabajo sobre el celo necesario para que durante estas obras no se afectara ningún bien patrimonial. De hecho se han desplazado en diversas ocasiones tanto técnicos de Medio Ambiente como el inspector de Patrimonio del Cabildo para abordar esta cuestión y determinar puntos donde se localizan los petroglifos.

“Desde Medio Ambiente, en todo momento, se han tomado medidas para que no se altere absolutamente nada del patrimonio durante la ejecución de esta obra en el sendero GR-131”, insistió la consejera, quien, a la espera de una evaluación con más detalle por la inspección de Patrimonio, indicó que se van a recuperar las piedras con grabados que se hayan podido emplear en el sendero.

Jorge Pais, inspector de Patrimonio del Cabildo de La Palma y doctor en Arqueología, ha señalado que ha acudido en diversas ocasiones a la zona donde se ejecuta la obra, acompañado de técnicos de Medio Ambiente, para señalar las zonas sensibles desde el punto de vista patrimonial, entre otras la de Pinos Gachos.

Fue el propio Jorge Pais quien descubrió en 1988 esta estación de petroglifos, que consta de seis paneles. Asimismo, reconoció que “los grabados, a determinadas horas del día, son complicados de ver, por lo que es necesario extremar las precauciones ante cualquier tipo de obras que implique modificaciones o alteraciones del terreno”.