La Asociación de Vecinos El Perenquén, del centro histórico de Santa Cruz de Tenerife, advierte al Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife de que cada vez más residentes en la plaza de Ireno de González están "hartos" del ruido que producen las terrazas instaladas en este espacio público, y vuelve a reclamar al gobierno municipal que cumpla y haga cumplir la Ley y la Ordenanza en esta materia o los afectados se verán obligados a acudir a la Justicia en defensa de sus derechos.
La situación ha llegado a un punto que al menos cuatro familias ya han arrojado la toalla y han decidido mudarse de domicilio por estas molestias acústicas desde la plaza. Y la indignación ha pasado ya sus líneas rojas, afirma este colectivo ciudadano.Estas quejas no son nuevas, pues, como recuerda la asociación, desde 2012 el Ayuntamiento que preside José Manuel Bermúdez recibió los primeros escritos de denuncia de vecinos tras la apertura de establecimientos en esta plaza que tiene unas condiciones acústicas especiales, por sus relativamente reducidas dimensiones y estar rodeada de edificaciones en todo su perímetro.
Y subraya El Perenquén que en 2012 el Ayuntamiento realizó mediciones dentro de hogares de estos vecinos y confirmó, como consta en un informe técnico municipal, que existía "un incumplimiento de la Ordenanza de Protección del Medio Ambiente contra la Emisión de Ruidos y Vibraciones", lo cual obligaba a requerir a los propietarios de estas empresas a "limitar el uso de la terraza exterior a partir de las 22.00 h, no admitiéndose la agrupación de mesas, de forma que los niveles de emisión de ruido no superen los 65 dBA, y hacia el interior de las viviendas los 30dBA".
Igualmente, señala esta asociación que la Policía Local constató en 2013 que uno de los establecimientos tenía 13 mesas y 42 sillas en su terraza, "cuando el límite de personas autorizadas es de 20".Pues bien, los vecinos afectados por el ruido se quejan de que las medidas correctoras propuestas por los funcionarios municipales "nunca se han aplicado", más allá de intentar acotar el espacio para las terrazas con unos bancos y una raya para controlar la ocupación por mesas y sillas, y advierten de que, aunque el horario de cierre de las 12 de la noche "debe implicar que a esa hora se eche la llave a los bares, cafeterías y restaurantes, pero en realidad eso no ocurre".
El Perenquén pone de relieve que el Ayuntamiento, por tanto, "es sabedor y plenamente consciente de este problema", no solo por las citadas denuncias e informes técnicos, sino de forma aún más directa por una reunión que mantuvieron en junio de 2017 los vecinos con la concejal de Seguridad y primera teniente de alcaldesa, Zaida González, a la que asistieron también mandos de la Policía Local."El ruido algunas noches es insoportable, y algunos vecinos se han gastado un dineral en ventanas especiales para insonorizar sus viviendas, incurriendo en un gasto que no debiera haber corrido de su bolsillo, pero de todos modos cuando hace calor es imposible vivir con las ventanas cerradas", cuentan los residentes en la zona.
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