​De todo un poco, por Sira Bau.

No sé si los palmeros son conscientes pero La Palma ofrece al visitante y al residente de todo un poco… Naturaleza, espectaculares casas tradicionales, gastronomía, senderos, playas, tranquilidad, eventos culturales, fiestas y una gran historia llena de episodios de avances en varios aspectos que hablan del deseo de progreso de una isla… 

Yo conocía La Palma antes de mudarme y, en parte, por eso decidí trasladarme. Y, una vez allí, me preguntó alguien qué opinaba de la isla. Y mi respuesta fue esta que les estoy contando. La Palma tiene un poco de todo. Y eso que ofrece, precisamente, es lo que hay que mantener y conservar y no quisiera que se convirtiera en el horror masificado de las islas mayores. Desde el cariño, espero que todo mejore económicamente pero no me gustaría que La Palma perdiera su esencia.

A mí hay dos cosas que me apasionan de la isla, una es su agua y la otra son las casas tradicionales. La primera vez que fui a ver la cascada de Los Tilos pensé “Aquí soy feliz”. A pesar de no ser natural, es tan agradable estar ahí que se perdona el truco ja, ja. Y, además, a pocos minutos de una carretera. Aunque no tan accesible, el sendero de Marcos y Cordero en el tramo de los túneles es también un baño de bienestar maravilloso… 

¡Bendita agua! Y las casas… ¡Preciosas!

Esos detalles ornamentales de la fachada, esas celosías, esos colores… Me encantan. Hay tramos de carretera, como el que hay entre San Pedro y Mazo, que son maravillosos. Pero es solo un ejemplo…

Estar rodeados de belleza, algo habitual para la población palmera, es una gran suerte deseada por muchas personas alienadas en las grandes ciudades. Solo hay que saber mirar y la encontrará en cada rincón, en cada detalle. Y si no lo ha hecho, observe su entorno con ojos de turista.

Gracias por estar ahí.