Carta de agradecimiento a los miembros del Ejército Español.

Como cada día de este confinamiento en que nos tiene enclaustrados un enemigo invisible que nos ataca silenciosamente a todos. A vosotros también. Pero ahí estáis, preparados para afrontar con valor, abnegación y espíritu de servicio la situación, actuando como ejemplo de valor moral, con excepcional cumplimiento del deber, manifestando de forma excepcional el trato humanitario, concentrando vuestra capacidad y esfuerzo en el cumplimiento de la misión “Balmis” que vuestras unidades tienen asignada; porque “el militar actuará siempre con inquebrantable voluntad de vencer”, porque su deber fundamental es, por encima de todo, la defensa de España, incluso con la entrega de la vida cuando fuera necesario, como así está sucediendo. Y todo ello está teniendo una enorme trascendencia en la imagen, que, de vosotros, está teniendo la sociedad española. 

La imagen. Yo os diré cuál es la imagen que tenemos de vosotros: la de la eficacia, la disciplina, la organización, el compañerismo; la del espíritu de sacrificio, la del amor a España y, con ella, a todos nosotros; la del trabajo bien hecho, la de la lealtad, la del valor. Y he dicho todos y he dicho bien, porque cada una de vuestras acciones es garantía de seguridad y tranquilidad; la ayuda inestimable a todos los colectivos que trabajan arduamente; la serenidad de que hacéis gala en todo momento nos da un respiro y una sensación de bienestar que está derribando muros en todos los hogares, en todos los escenarios y en todos los corazones. 

Llegáis a las ciudades llenando las calles de verde esperanza; cuidáis los lugares donde nuestros ancianos ven cómo la vida intenta abandonarlos y la obligáis a que resista y se quede con ellos; atendéis todo lo que se ha de proteger para nuestra salvaguarda, las calles, las fronteras, los espacios comunes; surcáis los cielos y los mares para traer el aire que necesitan los enfermos, la protección necesaria para sus sanadores; dais apoyo a centros, localidades y entidades que necesitan ampliar su atención a las personas, con hospitales, con transportes, con alimentos, con manos que se tienden con firmeza… también lleváis a nuestros muertos en su último viaje. Sois muchos, pero sois uno. 

Porque el cometido común, el objetivo final, es vuestra razón de hacer y de ser. Como una gran orquesta que interpreta unida una hermosa pieza musical, que nosotros percibimos como un único sonido que nos emociona; como una compañía de ballet que, con movimientos precisos aprendidos con esfuerzo y preparación, y ensayados una y otra vez, consigue una armonía irrepetible percibida con deleite; como una legión de hormigas o de abejas que, cada una en su puesto y con sus atribuciones, trabajan y cooperan hasta el fin de su aliento por el bien común de toda la colonia. 

Y ésa es la admiración y el orgullo que todos los españoles sentimos por vosotros; ésa es la enseñanza y ése es el aprendizaje: sólo unidos venceremos. “Esta situación excepcional supone una respuesta también excepcional” (JEMAD). Y estamos recibiendo esa respuesta, porque son tantas las acciones, tantos los beneficios que inciden en nosotros, en España, que es todo un honor poder deciros GRACIAS.

Begoña Sousa