​Vitrificación, la técnica que aumenta las posibilidades de concebir un hijo

Muchas veces se suele confundir esterilidad con infertilidad. Son dos términos relacionados pero que realmente no quieren decir lo mismo. Mientras que la esterilidad es la condición adquirida tras una búsqueda de un embarazo natural durante más de dos años sin lograrlo, se conoce como infertilidad la imposibilidad de lograr concebir y dar a luz a un bebé sano. La primera afecta en torno al 15% de parejas en edad de reproducirse, que son cerca de un millón en toda España, pero la infertilidad es mucho menos frecuente y está causada por una gran variedad de causas, desde genéticas hasta socioculturales.

Tal y como nos explican desde CREA, una clínica de fertilidad en Valencia, en el sexo femenino, la infertilidad viene causada principalmente por problemas relacionados con la ovulación o con alteraciones del aparato reproductor (trompas de Falopio o útero). También por afecciones como miomas o por la endometriosis.

En cuanto a ellos, lo habitual es que el origen de los problemas de fertilidad sea desconocido. Suelen encontrarse alteraciones en el semen y en la movilidad de los espermatozoides sin una causa justificada. Sin embargo, algunas veces si es posible encontrar los motivos. Esto sucede cuando hablamos de razones genéticas, la exposición continuada a productos tóxicos o el consumo habitual de anabolizantes.

Lo que si que se conoce a ciencia cierta es que uno de los factores que más influyen en las posibilidades de concebir un hijo es la edad de los miembros de la pareja, especialmente en la mujer. En nuestra sociedad, motivado principalmente por el trabajo, cada vez se tarda más en tomar la decisión de ser madre y esto es un problema. La media de edad actual entre las mujeres está entre los 33-34 años, cuando, biológicamente, la época más adecuada y fértil para ellas está entre los 20 y 30 años.

Solución a los problemas de fertilidad

Por fortuna, los avances científicos en todo lo que rodea a los problemas de fertilidad han sido notables en las últimas dos décadas. Se han desarrollado y mejorado muchas técnicas, como por ejemplo la vitrificación.

La vitrificación es una técnica por la que es posible congelar los óvulos fértiles de una mujer consiguiendo unas altas tasas de supervivencia y una posterior descongelación fácil y con un comportamiento bastante similar a como funcionaría un ovocito fresco.

Esto permite que las mujeres, cuando están en su mejor edad reproductiva, allá por los 2 o 28 años, pueden realizar una vitrificación de sus óvulos, garantizándose que unos años después, cuando decidan quedar embarazadas por primera vez, si tienen problemas para conseguirlo de forma natural, puedan utilizar estas células extra fértiles para aumentar sus probabilidades de éxito.

De esta manera se consigue un embarazo a una edad avanzada en base a óvulos mucho más jóvenes, maximizando las posibilidades de que la fecundación se consiga y se lleve a buen término con riesgos mínimos de sufrir problemas durante el proceso.