​Ganar nunca es sólo cuestión de suerte: el componente estratégico en los juegos.

Se trata de videojuegos de acción, juegos clásicos de mesa y tablero y por supuesto en deportes individuales o de equipo, siempre hay un componente de suerte o azar que se encarga de que no baste simplemente con dominar la técnica. Si no hubiese una parte del resultado que no pudiésemos controlar, la motivación se perdería, porque desde el principio tendríamos más o menos claro lo que va a suceder. Jugadores nuevos frente a jugadores expertos no tendrían ninguna oportunidad, pero la realidad es que muchas veces enseñamos a otra persona a jugar a algo que ya dominamos, y en una primera partida consigue la victoria que llevamos ansiando mucho tiempo.

La otra cara de esta cuestión es que, muchas veces, pensamos que es sólo cuestión de suerte ganar, pero podemos aportar nuestros conocimientos, estrategia o habilidades para orientar el resultado a nuestro favor sin necesidad de hacer trampas. La observación es muy importante, y sobre todo en el ámbito deportivo es esencial conocer las flaquezas del oponente, sea un equipo entero o un rival individual. Tenerlo en cuenta y anticiparnos a sus errores nos dará ventaja. En los juegos clásicos como el dominó o el parchís, los verdaderos amantes del género realizan cálculos matemáticos muy sencillos para saber qué ficha mover o en qué dirección.

Incluso en juegos que han sido etiquetados de puro azar, como el poker, se ha observado y cada vez más, que el factor estratégico lo es todo. Ya no se trata de conocer todos los posibles movimientos que se pueden realizar en una partida o torneo, sino en proyectarlo a medio y largo plazo. De hecho, para ello se ha desarrollado la teoría de la varianza, y está fundamentada en las fluctuaciones o las rachas a las que inevitablemente se verán sujetos los jugadores. Para aquellos que juegan de manera recurrente, rutinaria o incluso de manera profesional, es indispensable contemplar la varianza y operar conforme a ella, porque tener una temporada de éxito continuo (o todo lo contrario) no determinará el final de la temporada.

Este es uno de los atractivos del poker: la incertidumbre, la emoción. Incluso teniendo todos los conocimientos y experiencia de un profesional, hay factores que escapan al control del jugador, y no depende tampoco de los conocimientos y experiencia de los rivales, significa que la suerte, el azar o el libre albedrío, como queramos llamarlo, estará presente desde el barajeo hasta las diferentes variables que muevan a cada integrante de la mesa a tomar una decisión u otra. Lo que sí se puede controlar es el tipo de juego, la variante elegida o la frecuencia con que se juega para tener controlado el riesgo y las probabilidades de mantener un capital estable (con vistas, obviamente, a lograr un Gran Premio, ya que en poker normalmente el objetivo no es sólo vencer a los rivales, sino obtener recompensas económicas). 

Teniendo en cuenta experiencias previas, estadísticas de premios y límites y demás conceptos con los que están familiarizados los expertos, se trazaría un plan en el que los torneos más importantes se jugarían con menor frecuencia, por ejemplo, que los juegos cash.Aunque lo hacemos sin darnos cuenta, en la mayoría de los juegos en que competimos con otros jugadores (actualmente casi cualquier juego online) trazamos una estrategia para contrarrestar los efectos del azar, sea en una carrera en la que tenemos en cuenta las mejoras que debemos realizarle al vehículo para recorrer una pista o carretera concreta, con una climatología específica y demás factores, sea en una pelea de cinco contra cinco, en la que tengamos en cuenta sinergias entre miembros del equipo, posibles ataques del equipo contrario y cómo contrarrestarlos. Lógicamente, no podemos conocer los movimientos de los oponentes, pero podemos anticiparnos mentalmente a los más devastadores y estar preparados para el contra-ataque.

En los juegos puzzle, de hecho, a veces la estrategia es muy parecida a la del poker, ya que podemos guardar diferentes armas o herramientas que sean la única probabilidad para salvar un nivel. El saber sacrificarse y realizar el máximo esfuerzo en niveles intermedios para ir con toda la artillería en niveles más complicados, y saber guardar todas estas armas para cuando sean la única manera viable de avanzar, podrían asemejarse un poco al concepto de la varianza, que no es otra cosa que “la desviación a corto plazo de nuestra tasa de ganancia o winrate con respecto a nuestro resultado esperado”.

En lo que coincide la estrategia en el juego con la estrategia deportiva es en la necesidad de saber encajar una derrota y comprender que no siempre se llega a una final ganando todas las fases, incluso los mejores tienen malas rachas. El resultado que contará será el conjunto de todas las acciones, si bien siempre debe rendirse mucho mejor al final del camino, una cuestión que le aporta toda la adrenalina y entusiasmo que merece cualquier tipo de juego, y que es lo que lo convierte en un juego en sí mismo, en el que la diversión es el ingrediente principal, independientemente de si se obtuvo la victoria deseada.