Películas que eran para Niños y No lo son, Películas imprescindibles para Niños...Por Angharad Morgan.

Desde años siempre se ha leído y dicho que Roald Dahl ha sido el mayor escritor de literatura infantil y juvenil de la historia. Solo por ello ya es uno de los autores más grandes, sin necesidad de categorizarlo. Una de las razones de su trascendencia es que no trataba a los niños con condescendencia, sino como personas, capaces de entender temas complejos, intuir cuestiones importantes de la vida y discernir lo correcto de lo incorrecto sin necesidad de ser evidente o simplista. Por ello, entre otras cosas, su libros los disfrutamos los adultos, los jóvenes y los niños por igual.

En el cine ha pasado algo similar. Nos hemos empeñado en que nuestros niños vean películas específicas para ellos, donde todo está perfectamente diferenciado, donde el malo es tonto, feo y cruel y el bueno es guapo, listo y honorable. Algo que no pasaba con los cuentos antiguos recopilados en el siglo XIX (que se lo digan a los hermanos Grimm o a Hans Christian Andersen) aunque, bien es cierto que en la actualidad los hemos dulcificado (por obra y gracia, entre otros, de Walt Disney).

Pero ¿hasta qué punto debemos “proteger” a los niños frente a la “realidad”? ¿De verdad nuestros niños son tan tontos como para no entender grandes películas que hablan del amor, el dolor, la amistad o la muerte? ¿Un niño no puede entender (y hasta disfrutar) de ‘Ciudadano Kane’, ‘¡Qué verde era mi valle!’ o, incluso, ‘Million Dollar Baby’? Con esto no quiero decir que pongamos a ver a nuestros niños películas de una densidad supina, sino, simplemente, que perdamos el miedo a que puedan ver en las pantallas situaciones que también vivimos en nuestra trayectoria vital y que ellos, antes o después, también lo harán.Por todo ello, quiero hacer un pequeño repaso de películas que, pudiendo ser para niños quizá no lo son tanto o películas que no siendo para niños, estoy seguro que las disfrutan y las entienden mejor de lo que pensamos. Puede que mejor que nosotros.

Y empezamos con el imperio de los niños: Walt Disney. Tengo que decir que cualquiera de sus clásicos son recomendables, desde los más ñoños a los más actuales. La lista de clásicos creo que debe ser repasada por lo menos una vez en la vida. Pero también hay una serie de películas fuera de los clásicos que también las podemos disfrutar de todas las edades como ‘De vuelta a casa’ (ambas versiones), ‘Rocketeer’ o ‘El abismo negro’ (películas que, de alguna manera, anticipan cine posterior). Pero una película que es imprescindible es ‘El Rey León’.

No solo porque, posiblemente, sea la mejor adaptación cinematográfica de ‘Hamlet’, sino porque nos acerca de una manera muy madura a la pérdida de un ser querido, el derecho a ser cobarde o la responsabilidad de lo que hacemos o no. Cuando la vi la primera vez, oí decir que Scar era demasiado malo para una película infantil. Durante un tiempo lo creí, pero con el tiempo he aprendido que yo intuía de alguna manera las frustraciones que lo llevaban a actuar como actuaba y este pensamiento lo he refrendado cuando he visto a otros niños verla últimamente. Y sí, la escena de la muerte de Mufasa es dura (y muy bien hecha) pero, por desgracia, desde temprana edad nos enfrentamos a la partida de seres queridos y la empatía que terminamos por sentir por Simba no la alcanzamos a partir de cierta edad. Aún así, podemos disfrutar la gran obra maestra que es a cualquier edad y es un enorme placer verla con tus hijos, sobrinos, primos pequeños.

Ya que empezamos con la compañía de ratón, pasamos a Pixar como devenir natural. Mucho se ha hablado que las películas de Pixar no son para niños (salvo quizá la trilogía de ‘Cars’ o ‘Buscando a Dory’) que la compañía se “suele olvidar” de que hay niños en la sala. Es una verdad a medias. Afortunadamente, han entendido que los niños son bastante más inteligentes de lo que solemos pensar y que, muchas veces, son capaces de entender con simpleza cuestiones que nosotros nos empeñamos en complicar. Véase dos ejemplos imprescindibles para niños: ‘Coco’ e ‘Inside Out’. La primera incide en lo que veíamos en ‘El Rey León’, la pérdida y cómo enfrentarnos a ella, añadiendo valores familiares, de apego en un canto final a la vida. La segunda es una obra maestra rotunda. Con mil matices. Con una serie de cubículos que nos empeñamos en interpretar y desenredar cuando todo es mucho más simple: El crecimiento personal. Un niño entenderá perfectamente cómo varían o variarán las relaciones con sus amigos, compañeros de clase o padres. Cómo esos puentes se pueden romper o hacer más fuertes. Toda una clase de vida que no me canso de ver.

Y nos vamos al otro lado del charco. El Studio Ghibli ha sido el productor de películas de animación en Japón y el mercado asiático. Nos ha regalado obras maestras fantásticas, especialmente de la mano de Hayao Miyazaki (responsable de la serie ‘Sherlock Holmes’ que veía de pequeño, en la que los personajes eran perros). Todas la películas de Miyazaki son magníficas, desde ‘Nausicaa’, ‘Porco Rosso’, ‘Mi vecino Totoro’, ‘La Princesa Mononoke’ o ‘El Viaje de Chihiro’, pero hoy voy a hablar de otra que no está dirigida por él. En el año 1988, Isao Takahata nos presentó ‘La tumba de las luciérnagas’. Probablemente, la película más triste jamás hecha. Dos hermanos pierden a sus padres en la II Guerra Mundial y vagan por los pueblos reducidos a escombros en busca de comida para sobrevivir. Evidentemente, el final lo vemos venir, pero la construcción de la historia, la devoción de los hermanos y la esperanza que se abre paso en varios momentos nos hace revolvernos por dentro a medida que avanza la historia. Seguramente, nuestros niños derramen alguna lágrima pero la reflexión de la crueldad del mundo y de la vida formará un poso de sabiduría en ellos.

Antes de terminar, quiero destacar algunas películas que, creo, podemos disfrutar cualquiera que sea nuestra edad (hay infinidad, lo sé, pero me apetece nombrar alguna). Primero, ‘Hook’. Es cierto que Spielberg creo un producto destinado al público infantil, pero lo hizo sin condescendencia, tratando a los niños como seres inteligentes capaz de entender el crecimiento de un personaje con tantas aristas como Peter Pan. Segundo, ‘Sin Pistas’. Una película divertidísima de 1988 que parte de la premisa de que el doctor Watson es en realidad el que resuelve los crímenes y Sherlock Holmeses solo un actor que sirve como coartada al doctor. Ideal para pasar un rato ligero y de risas con nuestros niños. Por último, ‘Star Wars: Una nueva esperanza’. 

No, no he podido el frikismo (o sí). De la saga se ha escrito, debatido, discutido por todos y de todo. Pero la realidad es que la primera película no es solo naves espaciales y láseres. Es una película de aventuras, por momentos del oeste, en otros una road movie, en otros un musical, pero se resume en una película de un héroe que va a rescatar a una princesa (menuda princesa) y se enfrenta a un villano. Así de simple y así de fantástico. De verdad, pongan Star Wars a los niños de 10 o 12 años y verán como disfrutan.

Y me despido, siempre recordándoles que vean cine y que estás películas y muchas otras son más que recomendables y disfrutables desde 7 a 99 años.

Angharad Morgan